Montero Periodoncia

MADRID

2024

Este proyecto está inspirado en el sitio favorito del mundo del cliente: Mallorca, con su arquitectura serena, rotunda y masiva, que se cualifica a través de sus mallorquinas y como éstas permiten la entrada de la luz.

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Unas mallorquinas permiten la apertura o no del espacio interior, matizando la visión y la luz, y como reclamo comercial se plantea dejar un gabinete visto desde la vía pública cuando la clínica esté cerrada, dispuesto e iluminado de modo teatral.

La fachada cuenta con gran visibilidad, pero está protegida por Patrimonio, por ello, todo el despliegue de diseño se hizo por dentro de ella, pero con la intención de dotarla de personalidad. Unas mallorquinas permiten la apertura o no del espacio interior, matizando la visión y la luz, y como reclamo comercial se plantea dejar un gabinete visto desde la vía pública cuando la clínica esté cerrada, dispuesto e iluminado de modo teatral.

Se han proyectado deliberadamente espacios amplios, que respiran serenidad y elegancia. La piedra caliza, la madera de roble, y el color beige y textura irregular de las paredes se combinan para conseguir el efecto deseado.

La clínica se proyectó para responder a las demandas de uso del cliente, buscando la eficiencia y la ergonomía del trabajo. Existen dos ejes que definen la intervención, uno perpendicular y otro paralelo a la fachada; el final de cada uno de ellos se remata con un elemento vegetal iluminado cenitalmente que genera un fondo de perspectiva muy especial.

Todos los gabinetes cuentan con luz natural a través de un gran patio del edificio; su privacidad vuelve a recaer sobre un elemento vegetal que cualifica el espacio interior y lo humaniza. Las primeras visitas, cuentan con un espacio clínico singular donde, además del sillón dental (sin escupidera y que se transforma en silla) se puede acceder de manera directa al despacho del doctor para la explicación de los tratamientos. Otro espacio clínico remarcable es el quirófano, con accesos separados para paciente y dentista. Mientras que el primero accede desde la sala de espera, y tras la cirugía puede dirigirse a su propia sala de recuperación, el profesional lo hace desde la esterilización, donde tiene todo el equipamiento necesario para conseguir la asepsia deseada.